jueves, 25 de febrero de 2016

La llave

Caminaba distraída cuando la encontré. Tenía como un imán que me impulsó a tomarla. La guardé en el bolsillo y seguí caminado. Pensé en ella durante todo el trayecto, sentía su calor a traves de la tela del pantalón. Cuando llegué a casa la saqué e intenté abrir la puerta. Nada. Ni se movía. Lo seguí intentando con muchas otras puertas. En cada oportunidad que tenía sacaba la llave y probaba. Cerraduras grandes, pequeñas, antiguas, modernas, angostas, anchas, doradas, plateadas… Mi llave no conseguía abrir ninguna puerta. Estuve así días, semanas, meses… La frustración que sentía era inmensa. Sabía que esa llave tenía un significado, por algo la había encontrado, estaba segura. Hasta que un día finalmente lo comprendí. Mi llave no abria ninguna puerta, cerraba. Cerré la puerta. Ahora eres pasado. Ya no podrás volver ni lastimarme. Salí a la calle y tiré mi llave, estaba segura que alguién más la encontraría.

2 comentarios :

  1. Hola Gabriela.
    No todas las llaves abren puertas o oportunidades.
    Algunas son para cerrar círculos y etapas de la vida que nos duelen y nos impiden seguir adelante.
    Una buena reflexión, gracias.
    Un abrazo
    Ambar

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  2. Si, buena reflexión.
    Me ha gustado.

    Besos.

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