El la amaba en silencio.La veía todos los dias pasar, con su aire señorial, su natural elegancia . Ella lo saludaba correctamente. A lo sumo, podian intercambiar unas palabras.
Pero para Francisco cada dia que pasaba era una tortuta mayor. Ella despertaba en el sus más bajos instintos, y Clara ni siquiera lo sospechaba.
Clara era una mujer casada hace muchos años, quien habia criado con esmero y dedicación a sus dos hijos.
Francisco era el portero del edificio donde vivia Clara con su familia.
La relación era a todas vistas, la de un encargado del edificio y sus habitantes. Pero Francisco soñaba con acariciar la blanca piel de Clara, hacerla suya, disfrutar de su belleza exquisita.
Mientras barría la vereda imaginaba a Clara, en sus brazos, compartiendo sus deseos.
Buscaba cualquier excusa para verla, para hablar con ella.
Un dia, decidió escribirle una carta confensándole su amor, sus deseos mas íntimos y lujuriosos.
Clara no podia creer lo que leian sus ojos, el fiel Francisco era practicamente un psicopata sexual. Como se atreve?
Desde ese dia ya nada fue igual, y la relación cordial que existía entre Francisco y la familia de Clara, se tornó tensa y distante.
Se averiguó con abogados que podia hacerse, pero era hasta bochornoso para Clara exponer el caso.
Finalmente Clara y su familia se mudaron dejando a Francisco solo, con sus vanas fantasías.